Padres y amigos, roles diferentes
Las personas desarrollamos a lo largo de la vida, incluso a lo lardo del día y las horas, diferentes roles: somos mujeres u hombres, amigos, hijos, padres, empleados, clientes, socios, confidentes, pareja, etc.
Los roles existen como vía de adaptación a la relación con otros y se conforman en base a las necesidades que tiene tanto el que ejerce ese rol, como el que lo recibe o interacciona con él.
Y, a pesar de que seamos siempre la misma persona, no actuamos igual ante unos y ante otros: no es lo mismo comer con tus padres que con tus amigos de toda la vida, por mucha confianza y buena relación que tengas con ambos. Tampoco eres igual cuando vas al dentista como paciente que cuando atiendes a un cliente en tu negocio, ¿verdad?
Los roles son necesarios, y cada uno aporta aspectos importantes que nos ayudan a desarrollarnos de una manera sana.
Necesitamos poder ejercer como hijos con respecto a nuestros padres, que nos cuiden, que nos atiendan y nos acompañen. Y sí, esto también implica tener que cuidarles cuando ellos sean mayores.
También necesitamos poder ejercer como amigos, estar con personas con las que podemos hablar sin tapujos, sin sentirnos juzgados, gente con quien reír y con quien contar, personas que nos enriquecen y que son “casa” emocional.
Como decía antes, lo que recibimos que cada uno de estos grupos es distinto, de ahí que se complementen, que todos sean positivos para desarrollarnos estupendamente.
Bien, todo esto es aplicable a los niños, a los adolescentes, a nuestros hijos: necesitan a sus padres y a sus amigos, y necesitan que no sean la misma persona.